sabato 29 agosto 2009

Llevaba tiempo sin escribir aquí, no trato de justificarme, puesto que de momento nadie me lee, (quizá si se lo contase a alguien...) He pasado un verano desconectada del mundo tal y como necesitaba. No he recordado mucho que me iba a Italia, hasta casi hace unos días.

Como es costumbre en mi, me he perdido una vez más por los derroteros de lo absurdo, lo incomprendido, lo bello, lo simple, lo complejo y sencillo, la sonrisa inesperada, el abrazo sentido, los pasos en compañía y en definitiva mi reclusión anual de campamento. Esta vez han sido dos seguidos y al contrario de lo que yo misma pensaba en su día, se me han hecho sumamente cortos, me ha sabido a poco.

En otro orden de cosas, la absoluta competencia en el trabajo de ciertas personas me ha sacado de mis ensoñaciones de agosto a las 3 de la tarde, para dejarme claro una vez más que aquí el que no correo vuela y el que algo quiere, algo le cuesta.
Tras un par de días ajetreada corriendo de un lado a otro llevando papeles y mirando historietas burocráticas, al parecer todo lo necesario para irme está en orden. Al menos de momento.

Sobre la necesidad o no de mantener este experimento que surgió por las ganas que tenía de no estudiar y las ganas que tengo de irme ya....he reflexionado y creo que puede venirme bien, más allá del exibicionismo que este tipo de sitios conlleva. Creo que necesitaré definitivamente un nexo de unión con vosotros, mi gente, y además así me ahorro el tener que pasar por el aro del feisbuk (Lo siento querida, pero si he de publicitar mi vida lo hago a mi manera XD)

De momento ya iré comentando según me acuerde de la existencia de este experimento, todo aquello que me vaya acercando más a mi aventura europea. De momento solo falta un mes y pico, que no es moco de pavo!

Y mañana te vas, y no se cuando te volveré a ver. Sonriamos pues el camino es largo. Te echare de menos...

Encuentros de azul







De manera casi imperceptible,
un hilo purpúreo de vetas de plata había crecido en el mismo centro de su voluntad.
Al principio no era más que un pequeño tallo escondido,
que vibraba al atardecer con la sonrisa de los árboles balanceándose con el susurro de tus pisadas.


Mientras sobrevolaban la mitad del camino, de manera sencilla y dulce, el tiempo parecía detenido entre los ojos de la caminante incierta y las manos vacilantes de la mayoría.


La eterna ninfa del amor irracional, sobrevolaba las esquinas de las horas muertas, llenándose la boca y los bolsillos de palabras derramadas.
La locura y la felicidad de la mano conquistaban hasta los terrenos más inhóspitos y cerrados.


Sin darse cuenta, sus almas se reconocían levemente al pasar.
Las armaduras poco a poco iban cayendo para descubrirse transparentes y enredados. Eran como dos estrellas eclosionando a la vez, dos corazones de sol bombeando energía por encima del tiempo y la distancia.
Dos almas vibrando en la misma sencilla canción.



Enmudecía el cielo y el silencio se pintaba de azul al descubrir al abrazo incólumne desvestirse del verbo.
Sencillamente se habían encontrado otra vez, y las palabras una vez más murieron antes de nacer.
Sus manos y pies no eran otra cosa que eternas raíces de luz.
Dormían lo irremisible del tiempo en un abrazo infinito.


Ya no se olvidarían.